La Sarita es una banda que refleja el mestizaje de la sociedad limeña. Es una agrupación que ha logrado una gran acogida del público peruano aunque, de manera curiosa,sin apoyo de los medios de comunicación que por lo general son los que permiten la masificación de las diversas manifestaciones culturales.




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El jueves 16 de abril estuve en el Vocé de Lince para presenciar el concierto de una agrupación que hasta ese momento me resultaba una incógnita. Me atraía lo que significaba, pero no estaba seguro si la propuesta musical sería de mi agrado.

El lugar se encontraba casí lleno. El caos bullicioso que precede este tipo de eventos ocupaba cada rincón.El recinto estaba adornado de diversos retazos de nuestra cultura popular:mechones de ruda colgados en el escenario, estampitas de Sarita Colonia, una banda vernacular que anticipaba el concierto con un popurrí andino.

El concierto empezó tarde como es costumbre en nuestro país. El público era una mezcla de seguidores fieles,turistas, y por supuesto, acosadores de turistas. Para decirlo cristianamente, lleno de bricheros.

Las canciones mezclaron temas clásicos de la banda como las nuevas canciones compuestas para su nuevo album: Mamacha Simona. El concierto transcurrió entre las fusiones que caracterizan a la banda, con aquellas nuevas composiciones en donde exploran mezclas inéditas. Se atreven con el rap, como se atreven con el funk,el huayno o la chicha.


Es evidente que el discurso de la banda es el que sostiene toda su propuesta musical y visual.Ellos dicen representar la mixtura cultural que es el Perú, que es Lima. La Sarita es ese híbrido que es nuestra cultura, que no sólo se manifiesta a través de nuestra piel, sino también en nuestras costumbres, en nuestros sueños, y también en los pequeños dramas nacidos de las contradicciones que involucra ser peruano.El discurso no sólo se daba en forma de canciones, sino también en lo visual, ya que habían dispuesto una pantalla detrás de la banda que remarcaba la idea de la canción, lo que demostraba preocupación por transmitir un mensaje que debía llegar a cualquiera de nuestras sensaciones.La representación tampoco es ajena a la propuesta de "La Sarita" porque se saben actores dentro de esa teatro llamado peruano. Por ello, cada uno vestía de determinada manera, e incluso Julio Pérez cambiaba de aspecto, representando a diversos personajes de nuestra cotidianeidad, como puede ser un guachimán.

El concierto fue una fiesta de principio a fin. A veces, era una euforia desmedida, en otras ocasiones el ambiente se dispersaba, entre alcohol, baile y sensualidad.

Luego de 3 horas de concierto, la banda abandonó la sala mientras se encendían las luces,dejando al descubierto la adrenalina que se mantenía en la sala. Seguidamente, los músicos que anticiparon la presentación de la Sarita
se mezclaron con el público e iniciaron una ronda al mejor estilo ayacuchano, prolongando la noche hasta sus límites.Quizás eso sea el Perú.